viernes, 12 de enero de 2018

ECONOMÍA; JUAN CARLOS DE PABLO


Salida y queja, dos efectos de la frustración
Juan Carlos de Pablo




El lunes 18 del actual, frente al Congreso de la Nación, se produjeron gravísimos hechos de violencia, los que, por sus características, intensidad y duración, nadie cree que se hayan desarrollado de manera espontánea.
El motivo (¿el pretexto?) fue que en la Cámara de Diputados se estaba debatiendo una modificación de la fórmula de reajuste de las jubilaciones y pensiones del sistema nacional. ¿Qué lectura hay que hacer del referido episodio, en un país donde hace casi medio siglo varios miles de compatriotas perdieron la vida, víctimas de la guerrilla y de la represión?
Al respecto hablé con el alemán Albert Otto Hirschman (1915-2012), quien colaboró con Varian Fry a ayudar a judíos a escapar de los nazis cruzando los Pirineos; trabajó como asesor presidencial y consultor en Colombia entre 1952 y 1956, y recién cuando tenía más de 40 años inició su vida académica, enseñando en Yale, Columbia, Harvard y Princeton. Entre los economistas es principalmente conocido por La estrategia del desarrollo económico, que publicó en 1958.
-En 1970 usted publicó otro libro, titulado Salida, queja y lealtad.
-Observé que el análisis político y el análisis económico pronostican diferentes reacciones frente a la frustración humana. Como me pareció que la separación confundía más que iluminaba, desarrollé un análisis integrado.
-Deme un ejemplo.
-Se frustra alguien cuando no le gusta la comida que le sirven en un restaurante, y también cuando el club de fútbol del cual es hincha pierde varios partidos seguidos. ¿Qué hace el primero? Cambia de restaurante. ¿Qué hace el segundo? Dice barbaridades de la mamá del director técnico en la tribuna. El primero "sale", el segundo "se queja". El análisis económico enfatiza la salida; el político, la queja.
-Y usted los une.
-Mostré que la frustración puede generar salida o queja, dependiendo de los costos de cada acción. Es relativamente fácil cambiar de restaurante, y por eso hay muchas más mudanzas que quejas; es casi imposible cambiar de club de fútbol, y por ende ocurre lo contrario. ¿Cuántos católicos se convierten al judaísmo, o al budismo, porque no les gustan los pronunciamientos económico-sociales del papa Francisco? A propósito del caso del Estado autoritario, Guillermo O'Donnell diferenció entre la queja vertical (ciudadano-Estado) y horizontal (entre ciudadanos).
-La Argentina de 2001 parece ser otro caso que se puede entender desde la perspectiva salida y queja.
-Así es. A comienzos de diciembre de ese año el gobierno limitó las extracciones de los depósitos bancarios, el popularmente denominado "corralito". La medida afectó a algunos depositantes, porque otros lograron juntarse con sus fondos, obteniendo amparos judiciales. Estos últimos salieron; al resto lo único que les quedó fue quejarse, protestando frente a las instituciones financieras.
-Imposible olvidar. Lo consultaba por lo que pasó en la Argentina el 18 de diciembre de 2017, frente al Congreso de la Nación. Para usted sería una nueva manifestación de la queja.
-Sí, pero este caso muestra que bajo "queja" se pueden plantear muchas alternativas, muy variadas. Le recuerdo que en 1933 me fui de mi país natal por la virulencia que estaban adquiriendo las quejas contra los judíos.
-Entiendo, pero volvamos a la Argentina de 2017.
-Listemos alternativas para quejarse. Murmurar con familiares, amigos o compañeros del trabajo; juntar firmas en un petitorio; contestar encuestas; marchar pacíficamente; participar en algún programa de radio o TV; tirarles piedras y bombas molotov a las fuerzas de seguridad; ingresar al Parlamento, o a la Casa de Gobierno, para impedir que se apruebe una medida, etc. Mejor que ustedes, argentinos, adviertan que no da lo mismo quejarse de una manera u otra.
-Explíquese.
-Hace medio siglo en su país comenzaron episodios de violencia, cada uno de los cuales fue racionalizado de manera diferente. El país todo, no sólo su clase dirigente, subestimó el problema, por lo cual varios miles de compatriotas suyos, de un lado y del otro, perdieron la vida.
-¿Qué quiere decir con esto?
-Que ustedes no pueden arriesgar a volverse a equivocar, porque después de lo que vivieron sería imperdonable. Los jóvenes deberían escuchar a sus abuelos, únicos que saben lo que verdaderamente ocurrió durante la década de 1970, porque la vivieron de grandes.
-¿Qué se proponían quienes protagonizaron los disturbios el 18 del actual?
-Pregunta incorrecta, porque a lo único que lleva es a estimular la imaginación, elaborando teorías conspirativas, a las cuales ustedes son tan afectos.
-¿Cuál es el enfoque correcto?
-El que enfatiza la dinámica que pueden adquirir ciertas situaciones. Aldo Rico no quería desplazar a Raúl Ricardo Alfonsín de la presidencia de la Nación durante la Semana Santa de 1987. Pero hizo muy bien este último cuando, desde el balcón de la Casa Rosada, bajó los decibeles, para evitar una catástrofe de consecuencias impredecibles, que seguramente imaginó desde el helicóptero viendo Campo de Mayo rodeado por muchos miles de civiles. Argentinos, por favor, no jueguen con fuego.
-Don Albert, muchas gracias.

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