martes, 19 de diciembre de 2017

UN CENSO IMPECABLE


El censo maldito de 2010, todavía fresco
Bajo sospechas de ocultamientos y datos falsos, es investigado por la justicia federal

En una oficina de la sede central del Indec, en la avenida Presidente Julio A. Roca al 600, empleadas del organismo trabajan con la vista puesta en unas planillas y en las pantallas de sus computadoras. La escena parece normal, cotidiana, pero es surrealista: todavía están volcando datos del censo nacional de población de 2010.
Si algo no nació ni terminó bien fue ese relevamiento, al que algunos llaman "maldito". Dos horas después de haberse iniciado, el 27 de octubre de 2010, murió Néstor Kirchner. La convulsión por la noticia no era, por supuesto, el mejor clima para un operativo de esa naturaleza.
No fue el único problema. En una senda similar a la del censo de 2001, que se vio limitado en su cobertura debido a un paro docente, muchos expertos cuestionaron la organización y metodología, con el agravante de que empezaron a trascender irregularidades y chapucerías. Nada sorprendente: Guillermo Moreno era el amo y señor de la casa.
Hoy, ese censo sigue trayendo dolores de cabeza. Cuando las nuevas autoridades del Indec, con Jorge Todesca a la cabeza, comenzaron a revisar el trabajo y sus resultados, lo que vieron no les gustó nada. Descubrieron que había 400.000 "clonaciones" no declaradas. La clonación consiste en replicar datos reales obtenidos durante el censo en un lugar de perfil similar en el que no se logró recoger información (técnicamente, donde hubo "no respuestas"). Puede hacerse, pero en forma limitada y siempre hay que dejar constancia.
"Lo normal y lo tolerado es que en un censo haya hasta un 2% de no respuestas -explica Todesca-. En éste, se ocultó otro 1%, lo cual es una enormidad. Pero además hubo cosas graves. Los datos de un matrimonio se replicaron 132 veces, cuando sólo se pueden replicar una vez. Por eso presentamos una denuncia penal." La causa involucra a la conducción del Indec de ese momento y está en manos del juez federal Ariel Lijo.

Gladys Massé, directora de Estadísticas Sociales y de Población del organismo (al que volvió el año pasado
después de ser desplazada por la intervención de Moreno), sostiene que frente a dificultades en la recolección de datos en alguna zona no se debe recurrir indiscriminadamente a la clonación como metodología, porque siempre está la posibilidad de volver al área y recensar. "La magnitud de las maniobras de clonación que hemos detectado excede largamente los estándares internacionales. Y además está el agravante de que se las ocultó."
Punto negro
Para los especialistas, el censo de 2010 es un punto negro en la historia estadística del país y toman sus resultados con prevención. "Está flojo de papeles, y el de 2001 también", dice Dante Sica, director de la consultora económica Abeceb.
En al menos dos ministerios y en círculos académicos se advierte que hasta el dato sobre el número de habitantes del país, 40 millones cuando se hizo el trabajo (44 millones si se lo proyecta hasta hoy), tiene que ser relativizado.
Todesca afirma que las muchas deficiencias e inconsistencias encontradas no alcanzan para invalidar el relevamiento. Y ya piensa en el de 2020. La primera prueba piloto se hizo el año pasado y la segunda acaba de terminar.
El año próximo habrá otra y para 2019 está previsto un censo experimental, mucho más amplio.
Hacia el último trimestre de 2020 el país debería tener, por fin, el número de sus habitantes. El dato más elemental se habrá convertido en tesoro, y el censo maldito empezará a quedar en el olvido.

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