miércoles, 16 de agosto de 2017

LECTURA RECOMENDADA


El astronauta de Bohemia, de Jaroslav Kalfar
Una odisea espacial con humor




En las primeras frases de El astronauta de Bohemia, el protagonista informa en primera persona que se llama Jakun Procházka, que la Cortina de Hierro ha caído (el Telón de Acero, dice la traducción) y que "el hombre del saco invadió mi país con su amor consumista y sus libres mercados". Habla de su tierra natal, Checoslovaquia. Después de un doble espacio, el lector se encuentra dentro de un año, 2018, y en una tarde de primavera donde el mismo personaje despega en un transbordador espacial rumbo al encuentro de una nube de polvo cósmico entre la Tierra y Venus que dejó un cometa. En la pantalla donde su pueblo agita banderas busca el rostro de Lenka, su esposa.
Aunque demore un poco en lanzar todo su poder a pleno, El astronauta de Bohemia, de Jaroslav Kalfar, se va construyendo por esas tres vías entrelazadas: la novela checa (donde el padre del astronauta ha sido colaborador entusiasta del gobierno comunista, incluso como torturador), la novela de ciencia ficción (que cumple con notorio rigor las exigencias del género) y la novela de amor (y desamor). Los elementos son lo bastante variados, y se van mezclando con el vigor suficiente como para que haya obtenido un impacto considerable en Estados Unidos, donde el autor, nacido en República Checa, vive desde los quince años.
Cada uno de los subgéneros (novela política, ciencia ficción espacial, novela de sexo y amor) arrastra elementos originales. En el primer caso, desencadena la venganza y el reacomodo después de la caída del Muro, a través de un Hombre del Zapato (ex instrumento de tortura del régimen) como para que la madre y el hijo deban refugiarse con dos abuelos. El interés por la física, y el legado que el padre del autor le hizo en una colección masiva de videos de ciencia ficción, que le abrieron la puerta a la literatura del género, se mezclan con un estilo (o un modo de ser) donde el amor se enreda todo el tiempo con el sexo y la falta de sentido progresivo del vínculo.
En ese sentido, el personaje de Lenka se vuelve tan recordable como algunas de las mujeres "fuertes" de Milan Kundera. También el tono que mezcla las trampas mortales sociales y el humor necesario para soportarlas o esquivarlas que caracterizaban algunas de las primeras novelas del autor de La broma y La insoportable levedad del ser. Las frases de solapa mencionan influencias variadas: "Mezclen a Bradbury y Stanislaw Lem con Saint-Exupéry, y quizás un poco de Kafka", propone una de ellas. En otro sitio, alguien habló de "un 2001 con risas".
Más interesante es la manera en que el tono checo se basa en el uso flexible y ágil de elementos clásicos de la cultura nacional. La aparición primero, y la manera en que se va estableciendo después, un vínculo con un extraterrestre goloso, de perfil arácnido, tiene algo de la tradición de los dibujos o los muñecos animados del cine más difundido internacionalmente en los años sesenta.
La experiencia de ir recorriendo el texto se relaciona con cierta literatura que no ofrece seguridades y que hace vacilar al lector en vez de tranquilizarlo. Eso hasta que comprende que la falta de equilibrio hace que comiencen a mezclarse en un todo que no renuncia a su libertad de duda y de divertida entrega al caos. Esta primera novela se inserta así con perfil propio en la tradición de cierta novela moderna (y posmoderna).
El principal rasgo aglutinador es la voz de Procházka, que se entrega a la construcción de varios de los personajes, pero también tiene un tono propio, personal: curioso, ansioso por dejar una marca en la historia (demasiado tarde comprende que eso le cuesta la pérdida del amor), pero sobre todo sensible a los cambios, en él y en lo que lo rodea.
El último capítulo, ya transcurridas las anécdotas a veces espectaculares de una vida, vuelve a las ruinas literales de la infancia para tratar (infructuosamente) de exorcizar los fantasmas del pasado. Como dice en un momento: "Era mi cama, con la pequeña forma de mi yo infantil impresa en la tela como una sombra posnuclear"
El astronauta de Bohemia, de Jaroslav Kalfar.
EL ASTRONAUTA DE BOHEMIA
Por Jaroslav Kalfar
Tusquets
Trad.: Isabel M. Bailo. 332 págs., $ 399

E. E. G. 




Las maldiciones, de Claudia Piñeiro
Suspenso, misterio y política argentina



Durante cinco años Román Sabaté -el protagonista de Las maldiciones, la nueva novela de Claudia Piñeiro- trabajó para Fernando Rovira, líder de un partido político denominado Pragma y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Un día abandona a su jefe y se lleva con él a Joaquín, el hijo de Rovira, que tiene apenas tres años.
El libro se ocupa de contar por qué Román toma esa decisión. Este muchacho, que no llega a los treinta, vino de Santa Fe y entró en Pragma casi de casualidad, luego de presentarse junto con un amigo a una entrevista en las oficinas de esa organización que apuesta a la "excelencia". Rovira, "un emprendedor inmobiliario de la zona norte del Gran Buenos Aires" que arrasó en las elecciones de intendente, es enemigo de la "vieja política que pone palos en la rueda a los que queremos trabajar por este país". Carece de "militancia previa" y de "condicionamientos ideológicos". Su eslogan es "lo importante es el hacer, para hacer un país mejor" y entre sus proyectos principales se halla la división de la provincia de Buenos Aires antes de las próximas elecciones.
El comienzo de Las maldiciones instala una sensación de suspenso y misterio que se demora en ser profundizado, porque antes debe exponerse un abundante caudal de información para la comprensión del argumento
Luego de un "Pragma training" de dos semanas en una estancia, Román pasa a integrar el Grupo de Amigos de Pragma (GAP) y se le encomienda el puesto de personal trainer de Rovira. En realidad, este cargo excede el mero trabajo de entrenar físicamente a su jefe cada mañana e implica desempeñarse como "su secretario más privado", alguien de su extrema confianza.
Otro elemento que proyecta un enigma atractivo es el conocimiento inicial de que Lucrecia Bonara, la esposa de Rovira, fue asesinada un año antes de que Sabaté dejara Pragma y se llevara al hijo del matrimonio. Este crimen -nunca esclarecido del todo y atribuido supuestamente "a mafias que se oponían a la división de la provincia de Buenos Aires"- adquiere un matiz más perturbador cuando más adelante se revela quién es el verdadero padre del niño.
Román y Joaquín viajan a San Nicolás y se refugian en la casa de Adolfo, tío del joven. Adolfo es un veterano dirigente radical que idolatra a Raúl Alfonsín y encarna una visión idealizada de la "vieja política". Su figura sirve para remarcar la oposición entre ideología y pragmatismo, honestidad y corrupción, militancia y oportunismo.
Irene, una "bruja" especialista en equilibrar la energía y que resulta ser la madre de Rovira, le añade un toque de esoterismo a la intriga. La periodista Valentina Sureda (la "China"), que se hace amiga de Sabaté, aporta otro personaje secundario importante. Esta movilera de un programa de noticias le propone a una editorial escribir un libro titulado La maldición de Alsina sobre "la imposibilidad real e histórica para cualquiera que haya sido gobernador de la provincia de Buenos Aires de llegar a ser presidente de la República Argentina". A este tema -bastante independiente del núcleo central del argumento- se le dedican varios capítulos que hablan de la fundación de La Plata e incluyen unas entrevistas a Ricardo Alfonsín y a Eduardo Duhalde.
La novela va ganando ímpetu sin apuro, a medida que muestra cómo los principios éticos entran en conflicto con los intereses más mezquinos cuando éstos son estimulados por la ambición de poder. La cuestión de un dilema moral que deben enfrentar los personajes juega un papel significativo, al igual que en Las grietas de Jara. También, como en otras obras (Las viudas de los jueves, Elena sabe), la autora orienta la narración en torno a un tema de actualidad y combina la intriga con la observación social.
En Las maldiciones, Piñeiro acude a un par de vueltas de tuerca algo desmesuradas para intensificar el suspenso y subrayar las argucias manipuladoras de Rovira. Si la aplicación de este recurso consolida o debilita el propósito de la trama, dependerá del gusto del lector. Lo cierto es que debe lidiar con las dificultades que supone desarrollar un thriller político en un país como la Argentina de los últimos años, donde la realidad en ese terreno suele superar a las ficciones.

LAS MALDICIONES
Por Claudia Piñeiro
Alfaguara. 319 páginas. $ 339

F. F.




















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