viernes, 18 de agosto de 2017

CINE RECOMENDADO


La cordillera: los vericuetos del poder, narrados con maestría entre el inconsciente y la filosofía
La cordillera / Dirección: Santiago Mitre/ Guión: Santiago Mitre, Mariano Llinás / Fotografía: Javier Juliá/ Elenco: Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Érica Rivas, Gerardo Romano / Distribuidora: Warner / Duración: 114 minutos / Calificación: Apta para mayores de 13 años




Como sucedía en El estudiante y en otro sentido en La patota, films anteriores de Santiago Mitre, La cordillera es una película política, alejada del panfleto. El director parece estar enfocado en observar y estudiar la filosofía y la ética del poder más que en hacer una declaración definitiva. Y lo hace retratando a personajes que son jugadores en el campo práctico de la política, ahí donde las teorías e ideologías se enfrentan con la realidad de las necesidades y tentaciones del poder.
El protagonista de La cordillera es Hernán Blanco (Ricardo Darín), flamante presidente de la Argentina, invitado a una cumbre de jefes de Estado latinoamericanos, en la que tendrá la oportunidad de demostrar su fortaleza y astucia para negociar con sus pares la creación de una organización regional de naciones productoras de petróleo. Mientras discute sus opciones con su mano derecha, Luisa (Érica Rivas), y su influyente jefe de Gabinete, Castex (Gerardo Romano), Blanco tiene que hacerse cargo de un problema familiar que involucra a su hija Marina (Dolores Fonzi).
A partir de la aparición de su hija en el hotel donde se lleva a cabo la cumbre -y de la sesión de hipnotismo a la que ésta se somete-, la película va cambiando de tono. Es el punto de inflexión en el que el espectador que busque un alegato político podría sentirse frustrado en sus expectativas, pero aquél que disfrute del suspenso y aprecie las posibilidades del cine de representar el inconsciente terminará por sumergirse en el film.
Hay mucho de Hitchcock en La cordillera, pero también algo de los thrillers político-paranoicos de los años 70 (Todos los hombres del presidente, Los tres días del cóndor). Este clima inquietante que va tiñendo el film está manejado con maestría en todos los aspectos, en especial en la dirección de actores, que logra extraer lo mejor de un elenco que derrocha talento y en el que cada actor resulta el ideal para interpretar el guión de Mitre y Mariano Llinás (incluyendo a Christian Slater, cuya intervención es breve pero esencial).
Pero en La cordillera no se ven los hechos desde el lado del héroe que investiga lo que hay detrás de las maquinaciones políticas, sino desde la cercanía al propio hombre poderoso que está metido en ellas y a la única mujer que le hace frente. El film no pretende bajar línea sobre cómo debe juzgarse a Blanco. Al final, lo que el espectador piense sobre este presidente ficticio dirá mucho más sobre sí mismo que sobre el personaje

M. F. M.  


Salvadora: una heroína tan singular como admirable
Salvadora
/ Dirección, guión, fotografía, montaje y producción: Daiana Rosenfeld / Sonido: Gaspar Scheuer / Música: Martín Rodríguez / Calificación: Apta para todo público/ Duración: 60 minutos / En el Gaumont
"He nacido anarquista como se nace genio, como se nace imbécil o como se nace rico", dijo alguna vez Salvadora Medina Onrubia, mujer con una vida realmente apasionante que rescata este valioso documental de Diana Rosenfeld, la misma realizadora que había ganado un merecido Martín Fierro en 2016 por Los ojos de América, otra buena película, codirigida con Aníbal Garisto y dedicada a América Scarfó, la joven compañera sentimental del famoso libertario Severino di Giovanni.
Basada en diarios autobiográficos, poemas y documentos personales de la protagonista, Salvadora cuenta el derrotero de una heroína tan singular como admirable que se lució como periodista y dramaturga, fue capaz de enfrentar a José Evaristo Uriburu y se casó muy joven con Natalio Botana, el legendario creador del diario Crítica, medio que ella misma terminó dirigiendo entre 1946 y 1951, tras la muerte de su esposo.
No faltaron sobresaltos ni tragedias en la existencia de esta pionera del feminismo nacional. Y el film los detalla sin resquemores, al tiempo que va recreando con precisos apuntes la convulsionada historia de la Argentina del siglo XX, a manera de necesario contexto.
Para Salvadora Medina Onrubia, el anarquismo era, más que una filsofía política, un estado espiritual. Ese fuego sagrado es el que rememora oportunamente este film, justo en una época en la que ese tipo de tenaces convicciones brillan por su ausencia.

A. L.



Las aventuras del Capitán Calzoncillos: para reírse como los chicos




Un cuento divertido sobre la amistad y la inagotable imaginación infantil. Las aventuras del capitán Calzoncillos, basada en las novelas para niños de Dav Pilkey, logra retratar con inteligencia esos temas que forman parte de muchos relatos infantiles, pero lo hace a su modo. Con un humor repleto de chistes sobre flatulencias, eructos, calzoncillos gigantes y algún que otro exceso de azúcar. En fin, todos esos elementos que hacen reír a los más chicos. El humor de inodoro que para muchos adultos es poco gracioso e inmaduro aquí alcanza nuevas alturas y hasta se manifiesta en un literal inodoro gigante que azota la escuela a la que asisten Jorge y Berto, los protagonistas. Amigos desde el jardín de infantes, los chicos crean sus propias historietas. Un hobby inspirado por su curiosidad y la aburrida vida escolar a la que los somete el director de su escuela. Siempre irritado con las bromas de los chicos que pasan más tiempo en su oficina que en el salón de clases, el director Krupp también sirve de modelo para el capitán Calzoncillos, el superhéroe que protagoniza sus cómics.
Escrita por Nicholas Stoller, también guionista de la fantástica Los Muppets, este film no pierde de vista y entiende al público al que está dirigido. Si bien hay algún que otro guiño para los espectadores adultos, son detalles sutiles (como la desopilante llegada de Jorge y Berto a la escuela al ritmo de la canción "Oh Yeah", himno de Experto en diversión, otra película de estudiantes irreverentes) que contribuyen a la graciosa experiencia.
N. T.

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