domingo, 23 de julio de 2017

DIS TINTA...PARA COLECCIONAR


Liniers y Martín Pérez: "Los que hacen historietas suelen ser introvertidos, pero debajo hay un volcán"
El ilustrador y el periodista crearon DisTinta, un libro que compila a los mejores viñetistas locales de los últimos 20 años
Como en esas películas apocalípticas en la que el héroe o la heroína se levanta al día siguiente de la gran hecatombe y debe decidir qué hará de ahí en más en una ciudad hecha ruinas y con pocos sobrevivientes a la vista, el panorama de la historieta argentina entre fines de los noventa y principios de los dos mil era desolador. Casi sin lugares donde publicar, los nuevos dibujantes y guionistas tuvieron que apelar a la inventiva y el tesón para desarrollarse en un contexto hostil y con Internet todavía en ciernes.
"Una generación que debió salir a pelearla casi de la nada", señala Liniers que de esto sabe porque formó parte de esa camada que hoy brilla en DisTinta, una superantología de nueva historieta argentina que acaba de publicar Sudamericana y que junto al periodista cultural Martín Pérez compiló para hacer justicia con aquellos años cuesta en el desierto. Pero también para celebrar el presente: un momento desbordante de imaginación y contundencia; de premura por hacer oír la propia voz y de crear con libertad.

"La idea fue hacer un complot para ", dictamina Pérez una extraña mañana primaveral de invierno con el voluminoso libro en sus manos, una bellísima edición de casi 400 páginas de papel color y 33 potentes historietas de autor adentro. "Cuando nos sentamos con Liniers a pensar este proyecto, la idea fue reunir a la mayor cantidad de representantes de esa primera generación de autores que habían mantenido viva a la historieta argentina en el nuevo siglo", explica Pérez desde el prólogo del libro. "Una generación que no disfrutó de un mundo en el que había revistas de historietas en los quioscos, pero que es responsable de que las historietas no sólo sigan y ocupen cada vez más lugar en los diarios, las revistas y las redes, sino que conquisten otros lugares donde narrar entre globos y cuadritos", completa. Y así es. En DisTinta conviven autores integrales que vienen trajinando desde hace más de quince años como Max Aguirre  Clara Lagos (integrante del Blog Historietas Reales) además de habitual colaboradora en diferentes revistas), Ángel Mosquito (figura de la revista Fierro y Tiempo Argentino), Salvador Sanz (responsable de Catzole, la revista under que junto a Comiqueando mantuvo viva la llama) y Gustavo Sala (autor de la tira Bife Angosto en el Suple No de Pag 12) con otros valores más recientes como Juan Sáenz Valiente (reconocido novelista gráfico y colaborador de escritores como Pablo de Santis y Hernán Casciari), Polaco Scalerandi (de la revista Lule Le Lele), Sole Otero (integrante del colectivo Chicks on comics) o Pablo Túnica (con trabajos en Fierro y Europa). "Está muy claro lo diferente que es cada autor porque hay de todo: autobiografía, ficción, humor bizarro, narración tradicional y experimentos varios. 
Cada uno de los 33 dibujantes va por distintos lados y se nota", señala Liniers, que en DisTinta hace un identikit de sus colegas (para acompañar las presentaciones que hace Pérez previo a cada historieta) y es el responsable de la impactante portada: una "avanzada" de aguerridos dibujantes con gigantes lapiceras de tinta china como lanzas.
"Algunos me preguntan, ¿por qué están tan enojados los dibujantes de la tapa? Porque están yendo a una batalla. No es fácil decidirse a ser historietista. No es que automáticamente te viene la fama, el prestigio y el dinero", explica el autor de Macanudo. Y amplía: "Los que hacen historietas suelen ser introvertidos, tranquilos. Pero debajo de eso casi siempre hay un volcán. Vos hablás con Lucas Nine y es muy tranquilo y sereno. Pero debajo de esa calma está pasando de todo. Hay una ebullición. Y lo mismo (Diego) Parés y cualquiera presente en el libro. Es gente que se lanzó a la batalla". Pérez, que es subeditor en Radar de Pag 12 y supo dirigir La Mano, revista de cultura rock desde donde le dio lugar a varios de estos dibujantes, agrega: "Hay historietas para todo los gustos: para los que no se acercan habitualmente a ella, pero también para los que están al tanto de sus novedades y desean algo audaz. De todas las que están, muchas nos sorprendieron, otras nos hicieron morir de risa. Pero todas nos parecieron interesantes y valiosas" .
La edición cuidada pone de relieve la calidad de los autores.


-¿Por qué DisTinta es un complot?


Pérez: -Porque la idea desde el principio fue generar un libro lo suficientemente potente como para que en el futuro las grandes editoriales contraten historietistas como ya contratan autores de narrativa. Y la única forma de lograrlo era con un libro como DisTinta: un librazo con portada de Liniers que reuniera a muchos de los mejores dibujantes de nuestra época. Por eso, a todos los dibujantes, a cada uno de los 33 que convocamos para que se sumasen al proyecto, les decía: "Estamos haciendo un complot con Liniers para meter la historieta en una editorial grande. ¿Te sumás?" Y no hubo nadie que nos dijera que no.

Liniers: -Claro, un caballo de Troya. Un libro que también podés verlo como un gran artefacto. Que si lo agarrás y le hacés una pasada rápida por sus hojas, en seguida se te meten 15 o 20 universos distintos en el ojo. Una bomba.
-¿Cómo fue hacer el libro, la cocina de su confección? ¿Cómo decidieron quiénes iban a estar y quiénes no?
Pérez: -Fue todo muy orgánico. En un punto es un libro que fue armándose solo y que reproduce la organicidad de la actual historieta argentina. Y si bien al principio nos costó ver quiénes entraban y quiénes no, una vez que decidimos hacer el corte en el núcleo después de Suélteme (revista de culto de los 90 que reunió a muchos futuros referentes del actual humor gráfico argentino) el proceso se simplificó, salió natural.
Liniers: -Que el punto de corte fuera Suélteme fue difícil porque además de ser amigos de todos ellos, los admiro un montón. Para mí fueron el Barsa. Entonces que no estén Podetti, Parés, Sapia, que es toda gente que quiero mucho, es duro. Pero era lo que requería DisTinta.
-¿Qué historieta argentina muestra DisTinta?
La edición cuidada pone de relieve la calidad de los autores.
Liniers: -Una historieta con mucha creación, con mucha libertad. Como la mayoría no tenía dónde publicar terminaron desarrollando estilos muy personales: no necesitaban parecerse a nadie para entrar a una determinada revista; el que dibujaba lo hacía porque de verdad necesitaba dibujar. Y así la búsqueda fue totalmente libre. Cada uno yendo a donde quería ir. Y por necesidad individual. Y creo algo parecido está pasando a nivel mundia
Pérez: -La historieta siempre estuvo en función del medio de producción: se hicieron historietas para los diarios, para los libros, para las revistas. Lo novedoso ahora es que en muchos casos no se hace para un medio específico sino para que circule por la Web. Aparecen los autores y recién después ven adónde se acoplan.
Liniers: -Hay un cambio a nivel mundial porque la historieta, cuando nació, quedó encerrada en el humor y la aventura. Y para un público masculino joven. Casi como una especie de hermana menor del cine. Durante setenta años fue más o menos eso. Hasta que la aparición de obras como Maus (de Art Spiegelman) mostraron que desde el cómic se podían contar otras historias y de otra manera, y que sus autores bien podían ser tratados como escritores o cineastas. De hecho, hace poco The New York Times, un diario que nunca publicó tiras, sacó su revista dominical toda hecha de historietas. Como si fuera una gran novela gráfica. Comprendieron que hay espacio para un Bergman o un Fellini dentro de la historieta. Una idea que antes no existía.
Pérez: -Hace poco Lucas Varela contó en Facebook que había participado en Francia de una revista nueva de noticias para menores de 20 años con todas notas hechas en formato historieta. Hay una apropiación del lenguaje que ocurre a nivel global y que es específico de los últimos años
J. M. S.

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