lunes, 22 de mayo de 2017

SIN PALABRAS....QUERIDO TORTONI

INVESTIGADOR, DR. RICARDO "EL MORDAZ"

TORTONI DE AYER Y DE SIEMPRE

En el número 825 de la Avenida de Mayo, la más clásica de Buenos Aires por su aire madrileño, pero con edificios de estilo ecléctico y neoclásico italiano, se encuentra el café Tortoni. Se sabe que fue inaugurado en 1858, pero existen dos versiones respecto del porqué de su nombre: una de ellas dice que fue un inmigrante francés el que lo bautizó en recuerdo de un establecimiento del Boulevard des Italiens donde se reunía la elite de la cultura parisina del siglo XIX. La otra versión afirma que fue un tal Oreste Tortoni quien habría establecido el café sobre la calle Defensa al 200.
Lo cierto es que en 1880 fue trasladado a su lugar actual: la planta baja de la residencia de Saturnino Unzué en la calle Rivadavia. En 1882, el intendente Torcuato de Alvear siguiendo la tendencia afrancesada que entusiasmaba a los gobernantes de entonces, construyó un gran boulevard al estilo de los creados por el Barón Haussman en París. Esta magnífica vía recibió el nombre de Avenida de Mayo.
La casa de la familia Unzué fue afectada por la creación de la avenida y perdió el fondo de su terreno, pero en lugar de caer totalmente bajo la piqueta, se le construyó una nueva y más lujosa fachada con salida hacia la nueva vía. Finalmente, un arquitecto noruego le dio el toque academicista francés con que actualmente se lo conoce.

El Tortoni posee varias características que lo hacen único: inaugurado en 1858 es el más antiguo de la ciudad. Por sus mesas recalaron prácticamente todos los escritores, poetas, políticos y artistas de todo género. Destacadas figuras internacionales, tomaron el café con medialunas o asistieron a las funciones de La Peña, ubicada en el subsuelo.
Juan Salvador Di Tulio, quien organiza desde hace 22 años la Veladas Culturales patrocinadas por Laboratorios Gador en la famosa Peña ubicada en el subsuelo del Tortoni, me relató que en 1927 cuando vino a Buenos Aires Luigi Pirandello, Premio Nobel de Literatura, fue agasajado en el mítico café. Se decidió que la mejor forma de homenajearlo era invitando a Carlos Gardel. Éste bajó las escalinatas que conducen a la Peña cantando Mi noche triste, Siguió con Senda Florida y Rosas de otoño. ¡Che voce!, exclamó Pirandello al escuchar al Zorzal. Si bien Gardel fue un asiduo concurrente del Tortoni, esa fue la única vez que cantó allí.

Borges, Gardel y Alfonsina
La actriz Tita Merello era otra de las habitués de legendario café y se solía sentar en el fondo donde consumía su bebida favorita: la leche merengada. Actualmente, una gran foto de ella, ubicada en ese lugar recuerda a esta gran actriz. Ya muy anciana, alojada en la Fundación Favaloro, se hacía trasladar en auto hasta la puerta del Tortoni, y como casi no podía caminar, el mozo le alcanzaba hasta el vehículo la famosa taza con leche merengada.
Finalmente y no menos importante se destaca la arquitectura del Tortoni. Su frente, salvo por la hermosa marquesina que posee, es un edificio más de la avenida, pero al entrar el visitante queda admirado por el aspecto palaciego del salón, que ubica al Tortoni entre los 10 mejores cafés del mundo.

Con todos estos atributos se hacía imprescindible que el lugar mereciera una letra y una música que lo recordara y forzosamente, dada la característica de los espectáculos, tenía que ser dentro del género tanguero.
Quien tomó la decisión de homenajearlo con un tango, fue el poeta y periodista Héctor Negro y lo relata de esta manera: “Un día sentí que era mucho lo que el Tortoni me había dado a mí y a Buenos Aires, y mucho lo que nos seguía dando. ¿Qué cosa mejor podría brindarle que un tango? Era cuestión de atreverse. Los versos salieron casi de "un tirón". Fue porque ya "estaban adentro". Tenía muy en claro que había que conjugar su pasado con su presente, lo que había pasado con lo que estaba pasando. Las figuras de ayer con las voces de hoy....Así pudo ser y eso es lo que reflejan los versos. Pero aún la música no estaba. Pensé inmediatamente en Eladia Blázquez, que siempre me conmovía con algunos de sus temas y que en algún momento me había dicho: "Tenemos que hacer algo juntos". La fui a ver con los versos del tango en el bolsillo y se los mostré sin decirle nada. Le gustaron y por eso me animé a pedirle que les pusiera música.”

Eladia Blázquez y Héctor Negro
Héctor Negro relata que le llevó tiempo convencerla y más tiempo aún que compusiera la partitura. Pasados varios meses, Eladia lo llamó y le dijo que estaba lista. Una vez en su casa ella se sentó al piano y comenzó a cantar. Negro quedó fascinado, era lo que él había sentido, hizo algunos cambios en la letra y Eladia lo cantó nuevamente: había nacido “Viejo Tortoni”.
VIEJO TORTONI
Música: Eladia Blázquez; letra: Héctor Negro.
Se me hace que el palco llovizna recuerdos,
Que allá en la Avenida se asoman, tal vez,
Bohemios de antaño y que están volviendo
Aquellos baluartes del viejo Café.
Tortoni de ahora, te habita aquel tiempo.
Historia que vive en tu muda pared.
Y un eco cercano de voces que fueron
Se acoda en las mesas, cordial habitué.
Viejo Tortoni.
Refugio fiel
De la amistad junto al pocillo de café.
En este sótano de hoy, la magia sigue igual
Y un duende nos recibe en el umbral.
Viejo Tortoni. En tu color
Están Quinquela y el poema de Tuñón.
Y el tango aquel de Filiberto,
Como vos, no ha muerto,
Vive sin decir adiós.
Se me hace que escucho la voz de Carlitos,
Desde esta "Bodega" que vuelve a vivir.
Que están Baldomero y aquel infinito
Fervor de la "Peña", llegando hasta aquí.
Tortoni de ahora, tan joven y antiguo,
Con algo de templo, de posta y de Bar.
Azul, recalada, si el fuego es el mismo,
¿Quién dijo que acaso no sirve soñar?
Escucharlo por
Susana Rinaldi haciendo click aquí

Juan Carlos Di Tulio. Comunicación personal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.