martes, 21 de febrero de 2017

REVIVE EL CERVANTES, AGENDA Y CAMBIOS



"Queremos que la sala sea un punto de referencia", dijo su director.
"El Teatro Cervantes - Teatro Nacional Argentino buscará hacerse cargo de su especificidad en tanto teatro público, sin imitar/mimar/copiar los procedimientos y requerimientos del teatro comercial, sin vampirizar las prácticas del teatro independiente. Nuestro teatro se propone convertirse en la casa de los artistas vivos: el lugar donde puedan trabajar desde la experimentación, el desafío, el riesgo y el error", leyó Tantanian un documento impreso en hojas blancas que se complementa con la nueva propuesta de diseño gráfico que ya cubre la fachada de Córdoba y Libertad.
Decididamente, la línea de programación da cuenta de creadores que saben asumir riesgos. La acción de inicio de esta nueva etapa, en la que ya se repuso Tarascones, la puesta de Ciro Zorzoli protagonizada por cuatro desbocadas actrices, comenzará con un acción que llamaron Integral Pavlovsky. Dentro de quince días, el sábado 3 de marzo, de 12 a 23, se leerán todos los textos dramáticos escritos por Eduardo "Tato" Pavlovsky, autor nunca representado en el Cervantes, en las salas, camarines, oficinas, talleres, baños y rincones del edificio histórico.
Luego vendrá el estreno de La terquedad, de Rafael Spregelburd. A partir de ese momento, una larga cantidad de títulos dirigidos por Ignacio Sánchez Mestre, Federico León, Emiliano Dionisi, Mariana Chaud, Romina Paula, Laura Paredes, Nacho Bartolone, Lisandro Rodríguez, Gustavo Tarrío y Martín Joab. Por fuera del edificio histórico y de la misma ciudad habrá otros cuatro títulos que se estrenarán en el interior para luego presentarse en otras salas del país.
Modos y modelos
"Queremos discutir los modelos dominantes, por eso haremos dos textos de Copi", afirma, con voz firme, Tantanian. Marcial Di Fonzo Bo, gran actor y director argentino radicado en Francia, montará Eva Perón / El homosexual o la dificultad de expresarse, dos textos de Copi, protagonizados por Benjamín Acuña y Juan Gil Navarro. Como se trata de una coproducción, el programa luego hará una larga gira por Francia de tres meses. Marilú Marini volverá a presentar El día de una soñadora, obra basada en textos de Copi que hizo una minitemporada el año pasado en el CCK, y debutará como directora de una obra de Roberto Arlt en la que actúa Diego Velázquez.
Alejandro Tantanian, en el escenario principal.
El criterio curatorial -elaborado por Tantanian junto con Ariel Farace, Carlos Gamerro, Gabriela Massuh, Oria Puppo y Rubén Szuchmacher- abarca otras propuestas que no necesariamente tienen que ver con obras terminadas. Habrá una serie de lecturas performáticas "dedicadas a pensar ciertos territorios invisibilizados por los medios y por el poder", apuntó el director de la sala. ¿En qué se convierten la identidad, el territorio, la vida cuando no hay lugar para la diversidad? ¿A quién le importan los pueblos fumigados? ¿Es el ferrocarril un espacio de la utopía como sociedad? Son algunas de las preguntas que creadores y pensadores de distintas disciplinas se formularán en este ciclo.
"Queremos que el Cervantes sea un punto de referencia", afirma Tantanian ante un auditorio que parece cómplice de esos dichos. En este nuevo mapa de ruta, la gran sala histórica también va a adquirir la forma de un laboratorio escénico cuyo proceso no necesariamente adquiera la forma de un espectáculo. En principio, el laboratorio de creación durará cuatro meses, que podrán extenderse a un año. El primero estará a cargo de Ricardo Bartis. El segundo, de Silvio Lang.
El cierre de la actual temporada será, como el primer mojón dedicado a Tato Pavlovsky, una acción que copará todo el edificio. Será una acción sonora de la que Tantanian está definiendo su curador. El nuevo funcionario público reconoce, lo dijo anteanoche, que ciertos territorios de la danza contemporánea, la música, la poesía y las artes visuales serán ejes a profundizar en la temporada 2018. "Éste es un teatro eminentemente de texto en su tradición. Nos pareció importante dar señales claras en relación con esto, y por eso este primer año hicimos foco en el texto", aclara
La gran nave histórica de Córdoba y Libertad, con sus andamios a cuestas, inicia una nueva etapa. Decididamente, el Teatro Nacional Argentino toma otros rumbos, intenta acaparar otros públicos, indaga en terrenos no explorados, dice no temerle al error. "Pensamos que un teatro nacional debe ser una caja de resonancia de los conflictos estéticos y sociales actuales, y que éstos deben orientar nuestra mirada sobre el pasado y nuestra tradición. Más que un teatro-museo, queremos un teatro-reflejo del presente y, con suerte, un teatro-reloj que adelante lo que vendrá", dice el manifiesto, que entregaron la otra noche y que se lee también en la misma fachada de la sala.
El desafío es mayúsculo. Más teniendo en cuenta que el presupuesto del único teatro sostenido por el gobierno nacional es escaso: pasó de 194 millones la temporada pasada a 214 millones en la actual. O sea, un 11 por ciento de actualización presupuestaria que no llega a superar el índice inflacionario medido por unos u otros.
Algunos títulos del año
La terquedad, de Rafael Spregelburd con Analía Couceyro, Pilar Gamboa y Javier Drolas.
La savia, de Ignacio Sánchez Mestre con Mirta Busnelli
No me pienso morir, de Mariana Chaud con Maruja Bustamente y Graciela Dufau.
Cyrano de más acá, de Emiliano Dionisi con Talo Silveyra.
Todo lo cercano se aleja, de Laura Paredes con Paula Acuña y Marcelo Pozzi.
Eva Perón / El homosexual, con Benjamín Acuña y Juan Gil Navarro.
Escritor fracasado, puesta de Marilú Marini con Diego Velázquez.
La madre del desierto, de Nacho Bartolone con Alejandra Flechner.

A. C. 

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