lunes, 26 de diciembre de 2016

MI SENTIDO PÉSAME AL SENTIDO COMÚN


Atención señores lectores. Este es un llamado a la solidaridad: Se necesita sangre de cualquier grupo y factor para un paciente grave que está internado en terapia intensiva. Se llama “Sentido común” y hace tiempo que viene padeciendo una enfermedad que lo deja al borde de la muerte.
La ausencia del Sentido Común, el de la racionalidad y la prudencia, se siente todos los días en la vida turbulenta de nuestra bendita Argentina.
El sentido común es el arte de resolver problemas y no de generarlos, es el punto intermedio entre la estupidez y el ingenio.
El antónimo de Sentido común podría ser el Señor Despropósito. Y está demasiado presente a toda hora y en todo lugar. Se podría decir que el Sr Despropósito es el personaje del año. No se pierde una. Parece Dios porque está en todos lados.


Despropósito mata a Sentido Común. Es su enemigo acérrimo.
Despropósito es que los gremios del transporte, los que más ganan y tienen el “privilegio” de pagar impuesto a las ganancias hayan dinamitado el esfuerzo cotidiano de los trabajadores más pobres que se suben a los trenes y los colectivos como el primer paso para ganarse la vida con dignidad. Fue muy triste ver a laburantes juntar unos pesitos entre cuatro para tomar un taxi que tampoco se conseguía. Los que no quieren pagar impuesto a los sueldos altos perjudicaron a los trabajadores que darían un brazo por pagar impuesto a las ganancias. Insolidaridad sindical se llama eso.
Despropósito es que Marcos, uno de los jefes narcos más sanguinarios haya estado en un lujoso barrio cerrado viviendo como un rey y bajo la figura de detención domiciliaria. Lo dejaron en libertad condicional porque había terminado en la cárcel un curso de mecánica. Garantismo corrupto se llama eso.
Despropósito es que viejos capangas de la maldita policía bonaerense hayan estado reclutando a compatriotas marginales y excluídos para sembrar de saqueos y violencia en la provincia de Buenos Aires. Eso se llama delito con y sin uniforme.
Despropósito es que comandantes piqueteros que se creen revolucionarios estén tirando nafta sobre todos los incendios sociales con el objetivo de voltear al presidente Macri. Hace semanas que vienen cortando las principales calles todo el tiempo y a toda hora con grupúsculos irrepresentativos y violentos. Aprovechan que el gobierno se resigna y les cede el control callejero. Eso se llama golpismo cobarde.
Despropósito es que hayan comparado a Milagro Sala con Nelson Mandela y que Eugenio Zaffaroni, juez durante dos dictaduras, diga que la jefa de los tupaqueros es una presa política. Mandela fue el símbolo de la lucha pacífica, de la honradez y de la ausencia de odio y revanchismo. Todo lo contrario de Milagro que lideró un estado paralelo patotero, corrupto, cargado de resentimiento que humilló a las mujeres más pobres. Eso se llama ideologitis, la inflamación de la ideología que se concentra en los ojos y solo permite ver lo que uno quiere ver.
Despropósito es que el Papa Francisco haya recibido a Alejandra Gils Carbó durante una hora y media y la haya alentado para que siga en su camino. El Papa que es un luchador a favor de las manos limpias y la transparencia bendice a quien es la jefa de operaciones  en la justicia para conseguir la impunidad de los más corruptos de la historia. Es incomprensible que una persona tan solidaria y brillante como Jorge Bergoglio no haya registrado que recibir a personajes mafiosos y nefastos como al Caballo Suárez que hoy está preso, manchan su imagen que debe ser inmaculada. Eso se llama participar en el chiquitaje de la política en lugar de la grandeza que Francisco tiene en su lucha por la paz y contra la pobreza en el mundo.
Despropósito es lo que denunció el genial Rolo Villar a través del humor cuando dijo que la Patagonia queda en una estancia de Lázaro Báez.El socio es el más grande terrateniente de la Argentina. Ni el mismo sabe cuántas propiedades posee. Los vehículos los cuenta por cientos. Y encima está pidiendo la excarcelación igual que Milagro Sala. Lo único que falta es que Verbitsky y Zaffaroni digan que Lázaro es un preso político y lo comparen con Martin Luther King.
Despropósito es lo que muchas veces hacemos los argentinos. La sociedad no es inocente de todo los que nos pasa. Muchas veces nos creemos más piolas y vivos que todos. Esa mal entendida picardía criolla que es un camino de ida al delito. Se lo resumo con un chiste que anda circulando por las redes. Resulta que Donald Trump pide presupuesto para pintar de nuevo la Casa Blanca. Un contratista chino le pide 3 millones de dólares. Un europeo le pide 7 y un argentino le pide 10 palos verdes. Trump piensa y le pregunta los motivos a cada uno.
El chino le dice: Un millón en pintura, un millón en mano de obra y un millón en ganancias. Total: tres millones de dólares.
El europeo le dice: 3 millones en pinturas de alta calidad, 2 millones de mano de obra especializada y dos millones de ganancias. Total: 7 millones de dólares.


El argentino la hace más fácil: Don Trump, amigo, capo, le dice: son 3 millones para usted, 4 millones para mí y con los tres millones que sobran le encargamos el trabajo el chino.
Desde Freud y el chiste en su relación con el inconsciente para acá, muchas veces el humor explica lo inexplicable.
Despropósito es que el fanático que le pegó una trompada feroz a Nicolas Wiñasky todavía ante libre y sin que nadie lo moleste por la vida. O que el Mono Minicelli,  todavía siga como prófugo de la justicia pese a nuestro insistente pedido a Tarzán y la Mona Chita para que nos ayuden a encontrarlo. Ni el agresor ni el pariente parecen ser poderosos criminales organizados con una estructura de protección importante. Eso se llama impotencia de estado y policía ineficiente y corrupta.
Podría seguir toda la tarde con ejemplos del daño que nos hace el Sr Despropósito que aprovecha la ausencia de Sentido Común.
El sentido común es el instinto de la verdad, dijo un pensador. Para Napoleón era un valor clave para lograr cualquier triunfo.
Pero para nuestro talentoso Jacinto Benavente, ser genial es más fácil que tener sentido común. Por ahora está en terapia intensiva. Sería bueno que tomemos conciencia y quebremos ese mandato cultural de hacer todo siempre fuera de la ley. Porque si lo seguimos haciendo, no tendremos derecho a quejarnos de gobernantes ladrones que son a nuestra imagen y semejanza.
Combatir el despropósito y salvarle la vida al sentido común, nos van a salvar a nosotros. Es así de sencillo. Y así de complicado.

A. L. 

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