viernes, 24 de junio de 2016

¿VALE EL OFFICE 26.200 MILLONES DE DÓLARES?


Microsoft apuesta 26.200 millones de dólares al Office
El lunes anunció que adquirirá LinkedIn, la red social para profesionales; es la mayor compra en sus 41 años de historia, y esto ya dice mucho
Parafraseando a Flaubert, todos los procesos son complejos, si se los mira durante el tiempo suficiente. Pero en la mega adquisición que Microsoft puso en marcha esta semana para quedarse con LinkedIn hay una primera conclusión bastante obvia. Con esta compra la compañía fundadora de la computación personal deja en claro que ha perdido por completo el interés en los usuarios domésticos, incluidos los de las SOHO.

 Hace rato que le había soltado la mano a ese mercado, pero ahora todo indica que, desde su punto de vista, la PC ya no tiene nada que hacer en el hogar y la Xbox -cuya próxima versión ofrecerá video en 4K y realidad virtual- podría muy pronto ser el único dispositivo con el logo de la compañía en nuestras casas. Un enorme paso atrás respecto de aquella disruptiva visión de Bill Gates, que vaticinaba una PC en cada oficina y en cada hogar. Por desgracia para Microsoft, su antiguo rival, Apple, creó en 2007 un dispositivo que movería una porción importante de lo que hacemos con computadoras de los escritorios a los bolsillos.
Por eso, Office, Office 360, la nube (o sea, Azure), Outlook.com, la inteligencia artificial y, ahora, la adquisición de LinkedIn, todo a lo que viene apostando la compañía co-fundada por Gates hace 41 años está orientado al ambiente corporativo. Esto no significa que Microsoft vaya a dejar de vender Windows a los particulares (aunque desde la versión 10 su modelo de ventas rotó al de suscripción) ni que millones de personas vayan a dejar de usar sus programas para esa plataforma en sus estudios y oficinas hogareñas, en muchos casos sin alternativas. Significa que Microsoft ha terminado de admitir que la PC sólo seguirá siendo relevante, desde el punto de vista de los negocios, en el ambiente corporativo. Si esto es así, quedan en un limbo millones de profesionales independientes que necesitan una computadora personal para hacer su trabajo. Es una de las consecuencias de los monopolios, como venimos advirtiendo desde hace más de 30 años.
Las joyas de la abuela
Satya Nadella, actual director ejecutivo de Microsoft, fanático confeso de LinkedIn y padre de esta adquisición, fue prístino: llamó a Office la joya de la corona de la compañía. Nada nuevo. La suite de oficina es una de las principales fuentes de divisas de Redmond desde que le arrebató ese fabuloso negocio a WordPerfect a mediados de la década del '90, y es esencialmente un software corporativo. Imagina, Nadella, un círculo virtuoso entre esa suite ofimática "que usan miles de millones de empleados en el mundo" y la red social de profesionales y empresas LinkedIn, que tiene algo más de 430 millones de miembros. Pese al entusiasmo que el CEO impuso a sus palabras en las varias entrevistas que brindó el día del anuncio, no hay mayores detalles respecto de la naturaleza de ese círculo virtuoso. Para algunos analistas, Cortana es la respuesta, y en más de un sentido. Para otros, la clave está en que LinkedIn es, además de una red social que head hunters y empresas exploran en busca de talentos, una plataforma de contenidos, y aún están los analistas que creen ver en esta adquisición un intento de Microsoft de recuperar su liderazgo.
Jeff Weiner, director ejecutivo de LinkedIn; Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, y Reid Hoffman, presidente y fundador de LinkedIn. Foto: LinkedIn/Microsoft
Posiblemente, todos tienen una parte de razón. La joya de la corona de Microsoft está hoy amenazada por su principal enemigo, Google, que sigue sumando funciones a su paquete de oficina en la nube, que a su vez se integra con Gmail, Calendar, Drive y Maps, todo aderezado por una presencia colosal en móviles, gracias a Android. Por si esto fuera poco, la compañía fundada por Larry Page y Sergey Brin viene empujando un ataque en pinzas, cuya culminación son las notebooks con Chrome OS (Chromebooks), que usa exclusivamente aplicaciones en la nube y que también empiezan a ser capaces de ejecutar apps de Android. En el primer trimestre de este año, en Estados Unidos, se vendieron más Chromebooks que MacBooks, en este caso entre alumnos de las escuelas primaria y secundaria.
Del otro lado está Facebook, de la que Microsoft tiene un 1,3% de las acciones y con la que ha mantenido una relación, digamos, amigable. De hecho, hace un par de semanas anunciaron que construirán juntos un cable submarino; la nube, otra vez, donde Microsoft es el tercero de los grandes proveedores. Los otros son Amazon y (adivinen) Google.
Apple, pese a la larga historia de amor y odio que la une a Microsoft, sigue siendo funcional o, al menos, neutral en este escenario. Por Office, claro, y porque tienen un enemigo en común, Google, que comparten con Facebook. El que el iPhone haya catalizado un sinceramiento del mercado de PC que descalabró al gigante de Redmond es harina de otro costal.
Te está bajando la fiebre
No es posible, sin embargo, reconstruir las conversaciones internas que llevaron a Microsoft a concretar la compra más voluminosa de su historia, una historia que tiene, al revés de lo que se ha dicho estos días, tanto logros (Hotmail y Minecraft, por ejemplo) como fracasos (aQuantive, por 6333 millones de dólares, Skype, por 8500 millones) e incluso bloppers inexplicables, como el de Nokia, por la que pagó 7200 millones de dólares. A propósito, entre esas adquisiciones hay una de 2012 que podría indicar que Microsoft ha estado pensando en LinkedIn desde hace rato. Ese año, por 1200 millones de dólares, se quedó con Yammer, una plataforma para crear redes sociales dentro de las compañías.
Muy bien, ¿qué podría significar lo del círculo virtuoso, entonces? Quizá, que Microsoft quiere darle una vuelta de tuerca social al Office, para que le resulte más atractivo a empleados, empleadores y head hunters. Sobre todo, a los empleadores, que pagan las licencias y, mayoritariamente, son los que usan la versión premium de LinkedIn, junto a los head hunters. Trataría así de alejarlos de la tentación de abandonar Office por Google Docs.
Pero hay además una guerra por los datos personales. Microsoft sabe mucho de sus clientes y quiere combinar esa información con la de LinkedIn, que también sabe mucho de sus usuarios. La privacidad, lamento decirlo, está knock out en el medio del cuadrilátero, y tiene pocas posibilidades de levantarse, porque los otros participantes de esta batalla son Amazon, Apple, Facebook, Google, Netflix y Twitter, entre otros; todos ellos acumulan vastas cantidades de información sobre sus usuarios. Es otro cambio que trajo la época. Si hace hace 16 años, durante la celebración del primer cuarto de siglo de Microsoft, Steve Ballmer se hizo célebre por repetir obsesivamente ¡Desarrolladores! ¡Desarrolladores! ¡Desarrolladores!, hoy el mantra sería ¡Datos personales! ¡Datos personales! ¡Datos personales!.
Otro de los enfrentamientos que se dan en esta industria, silenciosamente, tiene que ver con los contactos. El de LinkedIn es un directorio que presume de calificado y profesional. Hay de todo, como en todas partes, pero la red fundada por Reid Hoffman en diciembre de 2002 (un año y dos meses antes de que naciera Facebook y un año y ocho meses antes de que Google empezara a cotizar en Bolsa) ha sabido diferenciarse de Facebook y de Twitter en al menos dos aspectos: está más enfocada (sólo se trata de la carrera de las personas) y su modelo de negocios es claro (le pagan las empresas y los head hunters, más un número de profesionales).
La adquisición es significativa, finalmente, porque indica que se ha iniciado la temporada de caza de redes sociales. La única que está a salvo es Facebook, cuyo valor de mercado es de 329.000 millones de dólares, prohibitivo hasta para Apple (valuada en 532.000 millones). Pero Twitter, cuyo valor de mercado es de 12.000 millones (menos de la mitad que LinkedIn) y que carece hoy de un rumbo claro, es un firme candidato a terminar en manos de alguno de los grandes. Tanto, que, tras el anuncio del lunes, la acción de la red de los trinos pegó un salto como no se veía desde fines de abril.
Ahora bien, ¿cuántas otras redes sociales quedan? Bueno, muchísimas, pero la mayoría son irrelevantes, excepto VK (en Rusia, con 150 millones de usuarios), Qzone (en China, 480 millones) y Sina Weibo (un Twitter chino con algo de Facebook, con 300 millones). De las occidentales, Tumblr (227 millones) está en manos de Yahoo!, que a su vez se encuentra en serios problemas, y la finlandesa Habbo, con 268 millones de usuarios, está específicamente orientada a chicos de entre 13 y 18 años. Curiosamente, es en este rubro donde Google es muy débil, a pesar de Google+ y otros esfuerzos. Así que el número de presas en este coto se reduce mucho. Diría que se reduce, básicamente, a Twitter.
En otras palabras, la adquisición de LinkedIn por parte de Microsoft podría indicar el fin de la fiebre social de Internet, que verá docenas de redes de este tipo desaparecer, unas pocas consolidarse dentro de esquemas más tradicionales, menos disruptivos -como ocurrió en su momento con los blogs-, y servicios emergentes, desde Snapchat hasta Tinder, cobrar cada vez más protagonismo. Habrá que buscarle a esta nueva era un nombre con gancho. Esa será la parte fácil.

A.T.

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