martes, 28 de junio de 2016

TEATRO RECOMENDADO; ALTA EN EL CIELO



ALTA EN EL CIELO de: Nelly Fernández Tiscornia / Dirección: Patricio Azor / Intérpretes: Julia Azar, Luciana Conde, Sebastián Dartayete, Luli Zunino / Escenografía: Juan Ignacio Pólvora / Vestuario: Mariana Pérez Cigoj / Luces: Soledad Ianni / Música: Claudio Martini / Producción: Alejandra García / Asistencia de dirección: Juan Ignacio Pólvora / Sala: El Vitral, Rodríguez Peña 344 / Funciones: Domingo, a las 20 / Duración: 65 minutos.

Domingo, ya de noche y con frío. El centro que parece un poco abandonado del trajín de la semana. Adentro empieza la función. Y así, medio adormecido el día, de repente y casi sin advertirlo, uno se choca con la emoción, con lo bello de la magia teatral: esta obra es una joyita que pasa medio desapercibida y que merece atención.
De entrada nos van situando en la escuela primaria: una mujer con delantal nos pide que apaguemos los celulares para comenzar el acto, el programa de mano es un diploma enrollado, y ni bien nos acomodamos en la platea vemos una pila de libros en el centro de la escena, unos pupitres gastados y un globo terráqueo al costado.
Es que la obra se sitúa en una escuela de frontera, pobre, perdida, lejos de todo y de todos, de la burocracia, de la justicia y hasta de la lluvia; sólo está el viento, la gente del lugar y sus propias leyes y códigos. De la escuela está a cargo la Gringa, para suerte de todos los lugareños que acuden a ella para muchas más cosas que el mero aprender a leer y a escribir. La Gringa es la madre de todos, es la madre del pueblo. A poco que comienza la pieza nos enteramos por su hija y por un ex alumno, Cardosito como le dice ella -que además parece ser cuidado y maternado por esta mujer invalorable-, que recoge chicos del monte, como dicen, que son abandonados siempre en la misma curva.
Además de ser la protectora es el nexo con la ciudad, es quien recibe a los inspectores que, cada tanto, vienen a supervisar que las cosas marchen más o menos como la ciudad lo exige. Y así, un día, llega una nueva inspectora que desoye esas leyes propias que se instalan cuando no hay nada y las cuestiona. Pero el conflicto no se reduce a la "sociedad organizada" solamente -representada por la inspectora-, y entre maestras terminan por entenderse. Hasta la Gringa hoy tiene que aprender una lección y el conflicto real lo tendrá con su hija, Susana, la maestra de la escuela que no entiende por qué su mamá se ocupa de tantas cosas y tan poco de ella.Con un ajustado equipo en la escenografía, en el vestuario y en las luces y cuatro actores que se desempeñan correctamente en sus papeles, Patricio Azor, el director, configura una obra sencilla pero que impacta por su sensibilidad extrema.
Es preciso ver esos ojos vidriosos de la Gringa, personaje creado de manera inmejorable por Julia Azar, para entender de qué se trata el amor, de qué se trata el acto profundo que implica querer una sociedad más justa y que, para lograrlo, es requisito indispensable formar jóvenes y hacerlos creer en algo. De eso se trata Alta en el cielo: de los valores, de qué es justo cuando no se tiene nada, del amor y la vocación por cuidar al otro. Una obra que llega al alma. Indispensable.

J. C. 

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