sábado, 16 de abril de 2016

EN EL PALAIS DE GLACE...NO TE LO PIERDAS ESTE FIN DE SEMANA


Del 12 al 17 de abril en el Palais de Glace


MARCELO BORDESE

PARAÍSOS BLINDADOS

DIBUJOS
Hasta el 22 de mayo
Martes a viernes de 12 a 20
Sábados, domingos y feriados de 10 a 20
Visita guiada: sábados a las 17 y a las 18
Entrada libre y gratuita
Marcelo Bordese. Escritura de sombras y visiones
Por María Teresa Constantin



El divino marqués (Donatien Alphonse François de Sade), el conde de Lautréamont (Isidore Lucien Ducasse), Yukio Mishima y Fernando Arrabal. Decenas y decenas de dibujos generados a partir de la lectura de un grupo preciso de escritores. Sin embargo, no se trata aquí de la tarea de un ilustrador, de alguien que intenta responder visualmente al contenido de un texto dominante. Por el contrario lo informe y el detalle realista se enmarañan para abordar aquello que interesa a Marcelo Bordese. Entonces, casi como un clamor, estallan pesadillas, deseos ocultos, suplicios propios y ajenos, un llanto desbordado del propio Bordese. En ocasiones, como en el caso de los dibujos realizados a partir de Arrabal, quizás la serie más realista, la imagen funciona como memoria de memoria. La historia de España se cuela por los textos del escritor pero también por la memoria del arte en la que Goya fue uno de los primeros en ser atravesado por la guerra. Bordese, como hiciera antes con los tratados de botánica, parece recurrir aquí a los tratados de anatomía. Un conocimiento exacto del cuerpo para infligir mejor el dolor. La tortura revelará así lo inconfesado y la culpa (todas las culpas), apelará al castigo, o el padecimiento (San Sebastián) rondará lo gozoso. Las imágenes cristianas son identidad y castigo.

Toda elección es un señalamiento. Mishima, Sade, Lautréamont, (no casualmente los dos últimos son los autores amados por los surrealistas) son lecturas pasionales: mancha y línea aparecen como un nuevo desbordamiento para los fantasmas y temores más profundos. En los diferentes sepukkos, la serie de los suicidios rituales, los órganos derramados emergen de la materialidad de la mancha de color. A veces el texto sugiere pistas (Vincennes, La Bastille, los lugares de detención del divino marqués) pero el dato es una excusa o una reflexión. Torsión y detalle, lo informe y lo fetal, lo infrahumano. Filamentos de la línea que se vuelven serpientes, revoltijos sanguíneos y los cuerpos son sugeridos o negados por la materia. Carne arrancada a dentelladas y el cuerpo acosado infanta monstruos. Vísceras. Un ritmo de tensiones circulares y núcleos de materia y color que dan cuenta de las heridas, de la rebelión contra un estado del mundo, de la incomodidad del cuerpo propio. Bordese evoca pero también ofrece, casi también ritualmente, un conmovedor retrato de sí mismo.


SILVIA MILDINER – LEO OCELLO
LA LUCHA POR EL ESPACIO
INSTALACIÓN
Hasta el 22 de mayo
Martes a viernes de 12 a 20
Sábados, domingos y feriados de 10 a 20
Entrada libre y gratuita

Fricción
Por Debora Mauas y Magdalena Mastromarino
Fricción nos permite pensar la producción artística como un escenario de lucha y ocupación. Por medio de diferentes lenguajes, materiales y técnicas, Mildiner y Ocello ponen en escena la disputa por el espacio expositivo. Por un lado, infinidad de hilos flexibles de colores cálidos fluyen y atraviesan toda la sala formando un tejido único y resistente. Por otro lado, la forma contundente del metal permanece al acecho. Frente a esta extraña quietud la posibilidad de corte y ruptura se impone como un peligro inminente.

La inmovilidad de estos objetos en contacto con la trama blanda propone un espacio “otro”, que surge de la tensión que se genera entre dos cuerpos ajenos. Espacio que nace del juego y la provocación entre dos obras que pretenden conservar una autonomía destinada al fracaso.

Desde una posición de resguardo, el espectador ocupa un lugar preciso. Destinado tan solo a contemplar, siente la textura de los entramados, de las superficies, la tensión de los espacios vacíos. Es una mirada desprovista de cuerpo pero no por ello menos activa. La experiencia de atravesar el espacio permanece como pura posibilidad sin poder ser consumada. Él es el punto en donde converge la tensión que hace posible la aparición de lo nuevo. Testigo de aquello que está por ocurrir. Su lugar también es el de conquista de posibilidades infinitas.






























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